Dos días después, tras escuchar misa en el Monasterio de San Agustín y recibir la bendición del prelado, la comitiva se despidió del gobernador en el muelle y los dos barcos chinos se dirigieron a Pangansinan. En el navío de Oumoncon subieron Fray Martín de la Rada, Fray Jerónimo Marín, Miguel de Luarca y Pedro Sarmiento. El otro barco, bajo las órdenes de Sinsay, les seguía a corta distancia. Siete días después fondearon en Bolinao. El Padre Rada, Miguel de Luarca y Oumoncon se acercaron al lugar del asedio, contemplaron la desembocadura del río cortada por la valla, no había novedades en el cerco. Hablaron con el capitán Salcedo para exponerle sus inquietudes y el maestre de campo prometió que reforzaría la vigilancia pero negó que hubieran observado movimientos que pudieran presuponer que dentro del fuerte se estaban construyendo barcos para huir. Al contrario, según les explicó, algunos de los naturales se habían pasado al bando de los españoles y las noticias que traían eran esperanzadoras. Contaban que la comida era cada día más escasa y la situación se tornaba por horas más angustiosa dentro del cercado. Llevaban casi tres meses completamente aislados.
La historia de los primeros conquistadores de Filipinas contada en una novela por entregas
miércoles, 21 de diciembre de 2011
EL CERCO DE PANGANSINAN 8
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